Minibonos – ¿quién los está comprando?

Uno de los muchos  efectos secundarios de los tipos de interés estructuralmente bajos a lo largo de los últimos años ha sido la aparición de los minibonos en el Reino Unido. Son normalmente instrumentos de deuda no negociables emitidos por las compañías directamente a los inversores particulares. * En una ocasión anterior ya comentamos uno de estos bonos emitidos por Chilango, un distribuidor de comida mexicana con sede en Londres, y subrayamos algunos de los riesgos que presentan frente al mercado tradicional de bonos institucionales (muy escasa información, falta de garantías legales, falta de protección frente a la amortización anticipada y falta de liquidez en el mercado secundario).

De todas formas, estos instrumentos están demostrando su popularidad, no sólo por los tipos de interés que ofrecen, sino también debido a algunas características más exóticas como los cupones en forma de productos y servicios. De hecho, el último en sumarse al grupo ha sido Taylor Street Baristas, que ofrece un bono con la posibilidad de elegir entre un cupón del 8% en efectivo o del 12% en crédito para comprar en las tiendas.

Lo que nos sigue intrigando es quién compra estos bonos. Fijándonos en algunos de los minibonos emitidos a lo largo de los últimos 3 años y algunos de los cupones no dinerarios que se ofrecen, podemos construir un perfil interesante del inversor típico en “minibonos”.

Algunos minibonos recientes

Si consideramos lo expuesto anteriormente, este es el perfil resultante:

Localización – Londres – la selección de alimentos ofrecidos (Taylor St Baristas, Chilango y Leon) sólo resulta práctica para alguien que vive y trabaja en Londres y puede acceder de forma regular a los establecimientos relevantes. Hasta que estas cadenas se expandan fuera de la capital, el comprador típico de minibonos será, casi seguro, un londinense.

Vacaciones – Sudoeste – la combinación del descuento de River Cottage (con sucursales principalmente en el Oeste del país) y el crédito de Mr & Mrs Smith significa que el comprador de minibonos tiene buenos incentivos para pasar unos días en un hotel boutique del Sudoeste de Inglaterra.

Dieta – MediocreAunque River Cottage y Leon ofrecen alimentos del extremo más saludable de la gama, el burrito semanal, el buen café, montones de chocolate y un constante suministro de vino sugieren un estilo de vida poco saludable.

Hobbies – Cricket / Carreras de caballosLos numerosos establecimientos Jockey Club ofrecen una amplia gama de oportunidades para pasar un día en las carreras, aderezado con una visita ocasional a Old Trafford.

Sin llegar a afirmar que los minibonos están dirigidos a un londinense obeso, amante del vino que ocasionalmente hace una excursión a Newmarket, hay una cuestión más seria que tenemos que señalar cuando analizamos en profundidad este mercado más allá de sus novedosas peculiaridades.

Hay que dar la bienvenida a una nueva fuente de financiación para empresas en un momento en que las condiciones de los préstamos bancarios son difíciles. Lo que no querríamos, sin embargo, es que esta financiación fuera en detrimento de la protección de los bonistas. En el mercado de bonos institucional, esta protección ha evolucionado a lo largo de varias décadas y desempeña una importante función a la hora proteger los derechos del inversor y por supuesto su capital. Cuando en realidad cobra importancia esta protección es cuando las cosas van mal, pero todavía no se ha producido ninguna situación de impago en este mercado concreto, por lo que esta deficiencia todavía no se ha puesto de manifiesto.

Teniendo esto en cuenta, estas son las características que nos gustaría que presentaran los futuros minibonos:

  1. Protección ante las opciones de amortización – si un emisor desea amortizar un bono antes del vencimiento previsto (la llamada opción de amortización del emisor), el inversor debería recibir una prima sobre el valor nominal del bono para compensar la pérdida del potencial cupón.
  2. Transparencia financiera apropiada – deben publicarse las auditorías de cuentas históricas, en particular el balance completo, el estado de flujos de tesorería y la cuenta de pérdidas y ganancias, con el compromiso de facilitar a los inversores las nuevas cuentas de manera regular.
  3. Garantías expresas sobre activos de la empresa – debería constar de forma expresa el rango de prelación del que disfrutaría el bono, en caso de insolvencia, dentro de la estructura de capital en relación con los activos del balance.
  4. Rentabilidad/participación en el capital – a falta de garantía, si un emisor desea captar financiación para una expansión agresiva, es justo que el inversor que arriesga su capital comparta también las ventajas a través de un cupón elevado o de algún tipo de participación en el capital.
  5. Restricciones sobre pagos y apalancamiento – la posibilidad de la compañía de distribuir dividendos en efectivo en detrimento de los bonistas debería limitarse expresamente, así como la capacidad de captar deuda adicional que suponga un riesgo para los acreedores ya existentes.
  6. Transmisibilidad – la posibilidad de comprar o vender el bono a un tercero antes del vencimiento mejoraría mucho la capacidad del inversor de gestionar su riesgo y su exposición.

Con estas características adicionales, los titulares de minibonos empezarían a compartir algunas de las ventajas del mercado institucional, disfrutando al mismo tiempo de los exóticos cupones que ofrecen. De otro modo, por mucho vino y burritos que les regalen, los inversores en minibonos están recibiendo un trato injusto con respecto a los mercados de bonos corporativos tradicionales.

*Nota: Esto sucede en paralelo al desarrollo de un mercado de bonos minorista más regulado que ha surgido en Reino Unido, Italia y Alemania, donde los emisores están sujetos a una supervisión más estricta y los bonos cotizan en un mercado de valores y son transferibles.

El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

James Tomlins

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