Mercados emergentes
6 min read 28 ago 18
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Summary: Los bancos turcos han sido objeto de un mayor escrutinio en las últimas semanas, puesto que los acontecimientos políticos han desencadenado una crisis de confianza, con una ola de ventas de liras turcas (que acumula una caída del 38% frente al dólar en lo que va del año y del 26% desde finales de junio, última fecha de publicación de resultados de los bancos), una gran ampliación de las rentabilidades (TIR) de los bonos de gobierno y una ampliación aún mayor de las rentabilidades (TIR) de la deuda no garantizada de los bancos.
Desde el punto de vista de los fundamentales, hay motivos que justifican la preocupación por el sector bancario turco, debido al deterioro de las perspectivas macroeconómicas, agravadas por la debilidad estructural:
Fuentes: M&G, estados financieros de los bancos.
La disposición y la capacidad de un banco matriz (y sus accionistas) para respaldar el capital y la financiación son bastante imprevisibles, aunque hasta ahora los bancos extranjeros han apoyado a sus filiales turcas. Por ejemplo, BBVA adquirió un 9,95% adicional en Garanti en 2017, elevando su participación hasta casi el 50%. En junio, Unicredit inyectó 500 millones de dólares capital para respaldar a Yapi Kredi, participada a través de una empresa conjunta con un grupo industrial turco. El bajo nivel de deuda pública (28% del PIB) indica que, en teoría, hay cierta capacidad para respaldar los bancos estatales. Sin embargo, los bancos estatales se han visto penalizados por los intentos del Gobierno de alentar el préstamo y el cálculo del coste del riesgo puede haber sido erróneo. Por último, también hay cuestiones específicas, como en el caso de Halkbank, banco estatal, que se enfrenta a sanciones de EE. UU. por su vinculación con Irán.
Aunque es tentador trazar paralelas entre ahora y la última grave crisis bancaria y de las divisas de hace dos décadas, creemos que, a pesar de los retos actuales, el sistema bancario parece algo diferente, lo que no significa que las tendencia actuales no resulten preocupantes. Actualmente, la supervisión es mejor y más estricta en general, y los bancos tienen posiciones de divisas pendientes muy pequeñas, aunque como hemos apuntado antes el impacto indirecto de la exposición a divisas es un verdadero motivo de preocupación. A principios de la década de 2000, los bancos estaban deficientemente regulados y las quiebras se produjeron en medio de escándalos de corrupción y estafas que socavaron la confianza. Los balances de los bancos eran también muy diferentes, ya que en su mayoría tenían valores de deuda de gobiernos, financiados con fondos a corto plazo. La liquidez era muy deficiente y los bancos más débiles tuvieron finalmente que sus bonos a precios muy reducidos para conseguir liquidez. Los bancos no cubrían su riesgo de divisas y sufrieron pérdidas relacionadas con las divisas.
Fuentes: BDDK, TCMB (Banco Central de Turquía), informes de bancos, informes de dirección, Banco Internacional de Pagos, Bloomberg, Comisión Europea.
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